En un lugar muy, muy lejano, vivía Karlicienta, una hermosa muchacha de nobles sentimientos que sufría los maltratos de su malvada madrastra, quien junto a sus 2 hermanastras la trataban como empleada ya que su padre, un prolífero comerciante, siempre estaba de viaje. Todo iba de mal en peor en la vida de nuestra querida Karlicienta, hasta que un día…
Karlicienta, estaba descansando sentada en una banca del patio de la casa, había estado lavando la ropa de sus hermanastras desde las 6 de la mañana, y aún le quedaba largo trecho por delante, pues su madrastra le había pedido que limpie la casa al derecho y al revés antes del mediodía o sino la encerraría 2 días junto a los animales de la granja