lunes, 4 de julio de 2011

Te Quiero Igual

Todos tenemos mujeres que le dan un ritmo diferente a nuestra existencia, definitivamente la primera persona que nos moldea la personalidad es nuestra madre, es ella quien define si vamos a ser unos mimados hijos de mami o unos rebeldes sin causa en contra de todo y de todos (que extremista que soy)

Pues bien, hoy quiero escribir un poco sobre la mujer que tuvo la gentileza de traerme a este mundo, la que se saco el ancho para soportar a un niño berrinchudo al que no le gustaba bañarse (no es que sea un chanchito, pero a ver metanse al agua fría a las 6:00 a.m. para ir a la escuela– bienaventurados los creadores de la terma solar/electrica), esa mujer que día tras día tiene que hacer temprano el almuerzo porque su tonto hijo eligió el peor horario de clases y ella tan buena tiene cocinar antes porque no quiere que su hijito (osea yo) se vaya a la universidad sin comer y se quede mas flaco de lo que ya esta, pero ¿porque escogí el horario de 11 a 4?, pues la razón es muy sencillo, el otro horario va de 7 a 11, y esto involucraría madrugar, lo cual genera que me acueste mas tarde y evite ver mis divertidísimos programas nocturnos (no, no son lo que imaginas).

Claro, las madres suelen ser muchas veces nuestras salvadoras, la hacen de intermediarias para conseguir algún permiso nocturno o un poco mas de mesada para salir a jilear con la enamorada de turno, hasta antes de salir del colegio, me veía en la necesidad de hacerla de bufon para mi madre, la rutina para poder sonsacarle algunas monedas era bastante sufrida, tenia que hacerla reír toda la bendita mañana (cosa que me alegra, pues ha moldeado mi lado caricaturesco), ayudarle en cuanto deber hogareño hubiese, esto involucraba entre otras cosas, arreglar mi habitación, ir a comprar la comida de los animales, barrer el patio (que es de tierra, pero igual se barre), barrer la calle, por cierto ¿Por qué barremos la calle? Si supuestamente de nuestros impuestos una pequeña porción va para las trabajadoras de la municipalidad que pasan diariamente con su escobita a barrer las calles y avenidas del pueblo, en fin, el caso es que por una mañana me convertía en la versión masculina de Cenicienta, afortunadamente no estaban las hermanastras malvadas, yo solo tenia que lidiar con mi hermana mayor, que en su afán de divertidse conmigo hacia mas difícil mi calvario, muchas veces aprovechaba un descuido mío y sacaba todos los trapos sucios de mi cuarto, lo cual desembocada en la triste misión de tener que lavar también mi ropa (que no estaba tan sucia, todavía aguantaba un par de salidas mas) y de vez en cuanto las cortinas, manteles y uno que otro trapo viejo (¿para que?, créanme que no tengo idea)


Pero bueno, todo tenia un fin, si hay algo que me ha enseñado desde pequeño es que todo tiene un precio, para conseguir algo definitivamente he de tener que ganármelo, y así era, cada sábado por la mañana era esclavo y payaso de mi madre para poder después del almuerzo pedirle algunos centavos para ir cine o llevar a comer a “la flaquita” como suele decirle ella a las chicas que me acompañan, “tu flaquita, tu flaquita; claro por ella haces todo, ordenas tu habitación, lavas, barres, vas de compras y hasta te bañas (¿recuerdan lo de los baños de madrugada?) Ojala ella sepa valorarte, me decía, ojala sea como tu madre que te tuvo 9 meses dentro y se saco la mugre para hacerte crecer, pero tu ahora ni me besas en la mejilla, con las justas me abrazas, pero claro a ella si la besas, la abrazas, le compras cosas, la sacas a pasear, pero a ver ¿Cuándo fue la ultima vez que me llevaste a algún lugar? Si hasta me haces pagar tu pasaje cuando vamos a misa, sin contar claro que inventas excusas para no ir a la iglesia, pero claro cuando ella te llama en 5 minutos estas listo para verla, ahí si te bañas y peinas mas rápido que una bala, para ella si estas dispuesto siempre, pero para tu madre, para mi no y etc, etc, etc….”.

Si bien es cierto nuestras madres muchas veces son nuestras salvadoras, pero también a veces también son motivo de tremendos roches (OJO, no roche de que sean nuestras madres, sino de las pequeñas metidas de pata que hacen frente a nuestros amigos) Recuerdo la vez en que estuve haciendo unos trabajos en casa con una compañera de colegio, Rocio me gustaba y había cometido el error de contarle a mi madre sobre ella, así que al vernos tan divertidos haciendo la tarea, se nos acerco e inicio una pequeña conversación “Hola hijita ¿Cómo estas, dónde vives? ¿así que tu eres Rocio? uy Rafito me ha contado muchas cosas de ti”, en unos segundos la había convertido en casi parte de la familia, Rocio no se perturbo ante semejante insinuación, era evidente que yo le habia contado algo a mi madre, así que arremetió con algo de sarcasmo “Buenas seño, estoy bien, gracias y si soy Rocio, vivo frente al Parque Independencia, espero que nuestro rafito le haya dicho puras cosas buenas”; sabía que Rocio era bastante mandada, pero jamas la creí capaz de semejante reacción…. “Si pues, no para de hablar de ti, imagínate que cuando van a salir, él muy flojonaso se vuelve el hombre mas responsable, trabajador y ordenado del mundo para poder verte, se lava, y me ruega por algo de dinero para invitarte cosas”, si antes estaba consternado, ahora estaba avergonzado, quería que la tierra me trague, desaparecer, yo solo quería hacer mi tarea no que mi madre desnudara mi vida frente a la chica que me gustaba y lo peor era que ella lo sabía, pensé que trababa de ayudarme, pero esta ultima frase me hizo cambiar radicalmente mi forma de pensar. Rocio solo atino a mirarme y sonreírme, me imagino lo que pensaba, lo que pasaba por su mente ese momento, pero no me atrevo a escribirlo; y creo que con eso digo todo.

Ahora bien hay otro lado de las madres que es aún más peligroso que el anterior y tiene que ver con la “venganza” o comúnmente llamado CASTIGO, si bien es cierto la mayoría de veces nuestras madres tratan de hacernos sentir bien, de ayudarnos a sobrellevar las cosas, de guardarnos algo de comida, después de todo son nuestras madres y pase lo que pase nosotros siempre seremos sus hijos y ellas, aunque seamos el peor asesino del mundo, siempre nos querrán.

Pero bueno, así como saben querer, también saben castigar y vaya que se esfuerzan en hacerlo bien, nos conocen al derecho y al revés y saben realmente como castigar alguna falta. Como ejemplo pondré un peculiar castigo (que mas parecía venganza) del cual fui victima hace muchos años, había yo cometido el error de faltar a un compromiso familiar importantísimo, no era de los que les gusta ir a visitar a tíos, primos, abuelos o hermanos ya alejados de casa; en aquella ocasión preferí quedarme en casa, así que invente la clásica enfermedad repentina; obviamente ella no se la creyó pero decidió dejarme descansar e ir sola a aquella visita.

“Que brillante soy” pensé, había conseguido librarme de ir a aquella reunión y tenia toda la casa a mi merced, la refri estaba llena, tenia galletas, gaseosas, queso, en fin, era una especie de paraíso terrenal, empecé a comer de todo, mirar tele, jugar en la computadora y escuchar música a full volumen, era el rey de mi casa ¡nadie podía decirme nada!, todo iba de las mil maravillas hasta que alguien empezó a abrir la puerta principal, a pesar de la bulla logre escuchar que se trataba de mi madre, así que raudamente me encamé nuevamente y puse una cara de moribundo, ella entró a mi habitación, pero…. no esta sola, había llevado a mi enamorada a casa, tal vez la había convencido con la excusa de que yo estaba muy enfermo; no se ni como se entero quien era y menos como supo donde vivía, el caso es que allí estaban las dos. Mas chascoso que de costumbre y babeado, pues con tanta alegría había olvidado lavarme siquiera la cara, y para variar no había arreglado mi habitación, mis medias y ropa interior estaban regadas en el piso junto con los restos de comida e infinidad de papeles que suelo dejar por aquí y por allá. Mi madre me delato frente a Paola, probo que yo había estado en jugando en la computadora, me obligo a levantarme de cama, reviso junto con ella cada rincón de la casa demostrando cada vez más que yo no estaba enfermo, quede como un mentiroso y embustero, capaz de traicionar la confianza de la mujer que me dio la vida, Paola vio lo desordenado que soy, quedo espantada con semejante desastre llamado habitación, yo que me había esmerado en venderle el cuento del chico responsable y estudioso, yo que muchas veces la critique por no ser puntual en nuestras citas, yo que le había recomendado hacerse un corte de cabello diferente, yo que la incité a dejar de juntarse con los demás chicos de mi salón alegando el haber descubierto que son poco aseados, yo había quedado como el ser mas inmundo y falso de la tierra, Paola solo me miro y se fue sin decir nada. Quería correr y explicarle, o mejor dicho, tratar de inventar cualquier excusa para tapar lo evidente; pero no pude, salir a la calle en las condiciones en las que estaba no hubiese hecho más que empeorar la poca autoestima que me quedaba.

En fin, ese fue el castigo que me dio mi ma’ y así fue como empecé a asistir mas a las reuniones familiares, también fue así como empecé a ser un poco mas ordenado, así fue como empecé a dudar más de las actitudes que toma mi madre, así como decidí nunca mas conseguir una novia del barrio[….]

En fin a veces amorosas, a veces salvadoras, a veces celosas, a veces vengativas, a veces capaces de hacerte sentir el tipo mas tonto del mundo, a veces capaces de hacerte creer que eres un Brat Pit, un Albert Einstein, cuando no eres más que un humano común y silvestre; así son ellas, nuestras madres, están siempre allí pase lo que pase, para bien o para mal (generalmente para bien), están ahí para guiarnos, a veces para empujarnos a seguir en este mundo, con todos sus defectos y virtudes, porque recordemos son humanos y tienen derecho a equivocarse, ellas son nuestras mamaces, porque madre solo hay una, y les apuesto que como la mía (o suya) ninguna.

POR ESO MAMÁ QUIERO DECIRTE QUE  TE QUIERO IGUAL :)


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